martes, 11 de marzo de 2014

Me duele el alma.

Cada persona es una historia. Él, por ejemplo es mayor que yo por un mes, adicto al sexo y sabe que odio el color de su piel. A mi me gustaba salir a cenar crepas en la cafetería cerca de casa, ver películas en la cineteca los Domingos y dormirnos abrazados después de coger. Siempre he odiado su forma de ser y su silencio y la manera en que no importa cuántas veces le diga algo, él lo repite de nuevo. También me gustaba que me hiciera reír, a su manera, con sus miedos y estupideces, pero me hacía reír. Hasta que un día dejó de hacerlo.Cuando terminas una historia te queda como un vacío, un hueco más en el alma que nunca se llena y eso me pone triste, me desespera.
Me gusta conocer historias cada que abro las piernas, pero me duele tener que abrirlas una y otra vez, sin que finalmente llegue el día en que ya no haya más historias que contar y me quede solo con una, con esa historia que no me importaría leer en hebreo, en ruso, en alemán ni en inglés, tampoco me importaría leerla aunque tuviese mucho trabajo y la vida me impusiera adelantarme al final. Yo la leería, con cariño y respeto, todas sus páginas una y otra vez. No me importaría que tuviera letra pequeña y muchas páginas, la leería.

Odio que me duela el alma, es como tener un ácido que te carcome el cuerpo por dentro, la mente por dentro, los sentimientos por dentro. Desde que lo recuerdo, continuamente me duele y es entonces cuando lloro, y es entonces cuando escribo.

2 metieron mano:

Alís

A veces sufrimos sin consuelo, como si no hubiera modo de aplacar ese dolor. Y tal vez no lo haya, aunque el tiempo, siempre el tiempo, nos enseña que ese dolor no es tan grave, que hay otros peores (en el peor de los casos) o que ése nos conduce a momentos mejores (en el mejor de los casos). Pero todo pasa. Lo difícil es aprender a vivir el momento y darle sólo la importancia que tiene, que no es mucha si tenemos en cuenta lo efímero que es el presente.

Un beso grande

Syd

Ojala hubieran mas personas que quisieran contar historias y escribir nuevas, sin pedir una cuota por adelantado... o llevarse un pedazo del alma al irse.

Mientras tanto, a seguir escribiendo, y a seguir llorando, que cuando las lagrimas se acaban, es peor aun.

Ojala te vieramos por aqui mas seguido, no tan facil se encuentran lecturas como las que hay aqui.

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