LLEIDA.

Sábado 12:55am. 2 de noviembre.

Escribo desde el futuro. desde un país que me recuerda llegando con un par de maletas y buscando las ilusiones que 60 días y 5 noches dejé atrás. ahora vivo en un lugar donde llevo 7 horas menos de vida después de haber cruzado un enorme charco, hablar bien importa poco, follar bien importa mucho junto con los buenos modales y el vino barato.

Lamentablemente agradecida sigo tan yo como siempre, aunque ahora cargo con la cordura que deja la mala experiencia que resulta tan buena días después del dolor.

Escribo desde una habitación solitaria en una calle vacía, tan exquisitamente vacía que la música de mi ordenador resulta sofocante y mal vista. Ignoro dónde estoy parada y los caminos que cruzo cada día me parecen cercanos aún sean a -10º de temperatura y menos 300€ en/la moral.

El tiempo es lento cuando no se disfruta, por eso la vida aquí me pasa rápido. por eso todo aquí lo añoro menos y lo extraño más. Mi vida ahora está puesta en pausa pero la película se enfoca en seguir adelante, deseando guardar mayor espacio del que 22 años son capaces de almacenar.

El amor no existe cuando sabes que tiene fecha de caducidad por adelantado, pero follar así, parece más excitante. presionados por la tiempo y por el deseo de terminar hasta la otra vida. 

Ahora más que nunca no sé quién soy. y eso me gusta. siempre me ha gustado. el sabor de lo desconocido.La vida está parada en la puerta con una de sus más deliciosas minifaldas mostrándome todo lo que su cuerpo es capaz de ofrecer, mientras yo, sentada en el camino la veo desde el otro lado, deseando ser no aquella que la lleva, sino presumir que es ella quien se va conmigo.