viernes, 3 de abril de 2015

11:48am

De pronto un día como hoy, esta mañana a las 11:48am, algo en mi se fue. Se desperendió del tiempo, de la realidad aparente y de las ganas de poseer a alguien sobre quien tengo el mínimo derecho de posesión. No seré literaria, ni tampoco poética, seré Yo y lo escribiré aquí, porque aún me gusta lo que toma tiempo para ser realizado, lo que se escribe con calma y paciencia.
Algunos lo comparten en internet, buscando las nuevas redes sociales, yo lo comparto porque me gusta el voyeurismo y la noción de saber que alguien seguramente me lee aunque no me lo dice.

Hoy se me fueron los celos, pude ver el dolor muy de cerca, saludarlo, tomarlo de la mano y desearle un buen camino. Hoy dejé de poseer lo que no me pertenece, lo que nunca me perteneció. 

Quizá porque ya no me importa tanto, quizá porque ya no lo quiero tanto o quizá porque he entendido la vida desde una manera distinta. Me gusta la última y me asusta esta nueva sensación, de paz aparente, porque nunca la había sentido, me asusta y me hace preguntarme el por qué ese sentimiento de querer amarrar y hacer permanente a alguien, se fue. 

Me siento libre, Me siento contenta. Me siento en paz. Me siento como pocas veces podría decir lo que siento, Me siento como pocas veces me había sentido. 

Si estuviera en una película; saldría corriendo de mi casa, las nubes del cielo azul brillante se abrirían a mi paso dejando un rayo de Sol que alumbrara el día más de lo normal, me reflejaría en un cristal de la calle y me vería aún más hermosa y jovial, caminaría cantando y bailando extrañamente muy bien, dando piruetas y las personas que me encuentre a mi paso harían conmigo una coreografía sonriendo con la letra de una canción tipo coro diciendo:

"El dolor ya se fue" (o algo así) 


Creo que lo haré, esto merece ser celebrado. 


Aquí está la: Descripción gráfica de cómo me siento

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