Carta a Chofitas.
Ella llegó a mi casa sin que la quisiera y sin que la aceptara. Estuvo ahí días y noches sentada en el balcón, hasta que un día me di cuenta que mi Linda murió y ella siempre estuvo ahí, tras la ventada.
Entró a mi casa y nunca le prometí amarla, ni cuidarla ni entenderla, ella tampoco lo hizo, parecía amiga de todos, de los gatos que llegaban a lastimarla, de mi aunque siempre la ignorara, del balcón y de la casa. La empecé a amar el día que me mudé y quise que se quedara conmigo, que no se fuera porque me gustaba su alma, esa que no hacía ruido pero me hacía notar que estaba.
Me gusta que estés. Gracias.
2 metieron mano:
Creo que desde que la dejaste quedar en tu casa, ahí dejaste de ignorarla.
Y el amor, pues ya ves, a veces aflora cuando ya sólo le ves la espalda.
Es cierto, desde que la dejé entrar nos buscábamos algo mutuamente :)
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